Jet Lag, modo on. Por más que te empeñes es imposible cambiar el
reloj horario y toca apechugar con el desfase de dormir de día y malvivir de
noche. Al menos de momento. El primer día completo por Bangkok ha sido bastante
intenso. De entrada porque nada más salir del hotel te recibe una especie de
puñetazo embriagador mezcla del calor -soportable de momento-, suciedad -el
olor raro no te deja mientras andas por la calle- y los aromas propios de la
cocina Thai. Pero la verdad es que las ganas de descubrir y conocer pueden ante
cualquier adversidad. Estamos de vacaciones, nada puede ir mal.
Nos
hemos intentado levantar a las 9 de la mañana pero al final ha habido quorum
para prolongar el sueño hasta las 11.30 cuando hemos tenido que cambiarnos de
habitación por un error de comunicación. Ya sabéis, hay dos clases de
tailandés, el que no te entiende y el que no te quiere entender. Las guías y
demás recomiendan madrugar para que el calor y la humedad no te pasen factura
pero de momento se camina bien.
Nada
más salir a la calle te abordan los titiriteros con sus productos, así como un
ejército de conductores de 'tuk tuk', un triciclo cabinado y a motor que, según
la peripecia del Fernando Alonso que lo pilote tu vida corre más o menos
peligro. Sobra decir que en Bangkok el tráfico se rige por un sistema
infalible: el Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como. Hacen,
sencillamente, lo que les da la gana mientras la policía está más ocupado en ir
salvando niveles del 'Candy Crush' que de dar prioridad en el paso.
El
paseo matutino se ha centrado en la conocida calle Kaho San, algo así como el
punto de encuentro de turistas jóvenes, que está repleta de tiendas de
falsificaciones, así como paradas de comida que, aunque cueste creerlo, huelen
real y preocupantemente bien. Caminar sin rumbo fijo hace que acumules
kilómetros y eso nos ha pasado hasta el punto en el que hemos encontrado un
puente, después de regatear con una thai para comprar dos relojes Casio por 700
baths, aunque no creemos que hayamos regateado excesivamente bien ya que ha
aceptado sin miramientos nuestra segunda propuesta. Hemos decidido volver
atrás, para contratar una excursión en 'tuc tuc' y, cuando ganas confianza, se
convierte en una experiencia muy divertida.
Las
visitas se deben concretar antes de subir para que se fije un precio. En este
sentido hemos cerrado un circuito básico con visitas al Buda Dorado, Luky Buda,
el Wat Benchamabophit y al Monte Dorado. El tuc tuquero al principio ha sido
muy simpático y ha puesto especial interés en que visitásemos la TAT (Thailandia Autority
Tourism). Quería llevarnos allí enseguida y, por momentos, parecía como si se
cabreara porque le decíamos que primero los monumentos y luego eso.
Al
final de cada visita nuestro Fernando Alonso insistía con el TAT y con cada negativa
el tono y el buen rollo iba cambiando.
Como
nos lo hemos tomado con calma y parece que a las 18.30 horas las tiendas y
demás suelen cerrar, se ha enfadado y nos ha llevado de vuelta al hotel sin que
se lo pidiéramos. A Clara le ha salido el genio y le ha dicho que no le
pagaríamos lo acordado (20 baths por una excursión que ha durado unas dos horas
y media o tres) y le ha llamado 'lier' ('Mentiroso', con un acento casi casi
autóctono). Yo, como soy mediopanoli y me cuesta enfadarme con la gente, he pagado
y luego me he comido el marrón. Jejeje
Luego,
churuando por la guía hemos descubierto que algunas agencias de tours incluyen
en su nombre las siglas TAT para confundir al turista y meterle el palo,
pagando unas generosas comisiones a los tuk tukeros que te ofrecen un viaje más
barato compensándolo con ese ingreso extra. De ahí el enfado de nuestro guía al
que, con toda seguridad, 'li ha sortit més cara sa salsa que es peix'. No solo
sienta bien que no te estafen sino que la satisfacción que te produce el salir
ganando en la transacción (Vamos, que tú estafes en lugar de que te estafen)
proporciona una generosa sonrisa.
Ya
en el hotel me he pegado un chapuzón rápido y hemos cometido el error de hacer
una siesta, de las 19 a
las 00.30 horas, que nos ha condenado a pasar toda la noche (son las 5 de la
mañana y los gallos ya cantan) en vela o trasteando con el ordenador y los
teléfonos.
Para
descansar del curry, el pollo y toda esa bomba de relojería culinaria que
parece que está gestándonos unos aliens en el estómago con ganas de estallar,
hemos cenado unas bolsas de patatas y unos sandwiches que no son muy
tradicionales pero que se han llevado de lujo con la tripa.
Y
bueno, lo referente a las bombas que andan explotando estos días por aquí -las
de verdad, las que han matado y herido a alguna que otra persona- matizar que
no están cerca de los lugares a los que vamos. Aquí el ambiente está muy
tranquilo con el turista, de hecho es probable que haya menos gente de lo
normal por los disturbios, pero de momento todo está en orden.
Lo único, que con el 'tuk tuk' nos hemos cruzado con algunas zonas de la ciudad que están siquiadas con piquetes y barricadas. Cabe recordar que este es un problema entre los Thais y el Gobierno, al turista de a pié lo tratan con toda la bondad y el interés en estafarlo que habría en cualquier otra circunstancia. Sin más...
Lo único, que con el 'tuk tuk' nos hemos cruzado con algunas zonas de la ciudad que están siquiadas con piquetes y barricadas. Cabe recordar que este es un problema entre los Thais y el Gobierno, al turista de a pié lo tratan con toda la bondad y el interés en estafarlo que habría en cualquier otra circunstancia. Sin más...
Besetes!
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