Impacto

domingo, 9 de febrero de 2014

Tailandia por arriba y por debajo del mar

A Tailandia se la puede descubrir o redescubrir de dos maneras bien diferentes. Por encima del agua o por debajo. Básicamente es lo que hemos hecho entre ayer y hoy. El sábado me fui a pescar con un pescador local que no hablaba inglés mientras que hoy hemos hecho una excursión de snorkel viendo el fondo marino.

El sábado nos levantamos para descubrir esta isla, Koh Maak, que como os conté tiene 16 kilómetros cuadrados. La verdad es que es un gran sitio y cien por cien recomendable. Lo ideal es alquilar una moto para recorrer todas las carreteras aunque tampoco no es ningún drama calzarse las bambas y caminar de un sitio para otro. Nosotros optamos por la moto. Alquilarla todo el día nos costó 350 bats (no llega a los 10 euros). La verdad es que para ir de un lado a otro de la isla no tardas ni 10 minutos, así que imaginad...

Bien, tras comprobar que nuestro hotel si que se ha visto afectado por el puñetero Año Nuevo Chino, así que estamos rodeados de "putos charlies", nos dimos a la carretera... Cinco minutos. Lo que tardamos en ir a otra playa de unos tres kilómetros. Ao White Sand Beach, creo que se llama. Aquí está todo más limpio que en Koh Chang pero tampoco es la maravilla que te venden en las postales que están demasiado toqueteadas con photoshop. Está bien venir hasta aquí y comprobar por ti mismo y en primera persona que los menorquines somos unos privilegiados por tener lo que tenemos y que debemos cuidarlo.

Evidentemente en Macarella, Mitjana, Ses Olles o Son Bou, por citar algunos ejemplos menorquines con agua azul y arena muy blanca, no tenemos palmeras con cocos o en las que tumbarte a descansar pero bueno, los menorquines somos más simpáticos que los Thai y que los occidentales que dejan atrás su vida para volverse hippies y montar sus negocios aquí. En uno de esos en plena playa nos tomamos unos batidos deliciosos de sandía y papaya.

Después de pasear varias horas y agenciarnos una buena dosis de sol, retomamos la carretera y, sin ruta fija, fuimos siguiendo el camino hasta que el asfalto se volvió camino de polvo y volvimos al hotel.

Había contratado una excursión con un pescador local al anochecer, para ir a pescar calamares, en teoría, en la bahía. Resulta que nadie más lo hizo y que solamente fuimos nosotros dos. El asunto se volvió más raro cuando el hombre me dijo que no tenía ni idea de inglés. Así que el plan consistía en pasarme tres horas a oscuras en una barca de unos tres metros de largo con un tailandés con el que no me podía comunicar.

Fue una pasada. Primero porque el señor decidió que en lugar de ir a por calamares, iríamos a  pescar normal, 'com si naguessim a pes serrans'. Me las armé para generar un código de comunicación para entendernos para que el rato fuera más ameno. 'Bye bye', significaba que no llevábamos el pez, que lo habíamos perdido; mientras que 'no bye bye', significaba que lo teníamos. 'Barbecue' quería decir que era bueno para comer, 'no barbecue' era que no merecía la pena guardarlo. Nos entendimos lo suficiente para llenar el cubo de pescado.

Fue una buena forma de cerrar el día. Esa y los pedazo de spaguetis boloñesa que me sirvieron en un antro donde no paraban de salir personas de la cocina, mientras uno fumaba, otro se paseaba desnudo con solo una toalla, un perro iba y venía a sus anchas... En fin.

Hoy nos hemos montado en un barco y hemos ido de excursión por unas islas que son un parque nacional y por lo tanto son reservas. Ha molado lo suyo porque en el primer parón había mucho coral, además de peces de colores de todos los tipos. Hemos estado una hora, antes de ir a una playa a comer. Luego hemos dado una vuelta antes de ir a otro sitio y hacer otra tanda de snorkeling.

Ha sido muy chulo nadar rodeados de barracudas y ver la inmensa cantidad de erizos de mar que hay. Son igual de negros que los que se ven por Menorca pero con la diferencia de que tienen las púas mucho más largas y las mueven si acercas la mano para pincharte.

Hemos aprovechado el viaje de regreso a Koh Maak para echar una siesta tumbados en el solarium del barco aunque un par de niños no dejaban de dar por saco. Uno de ellos se había bebido durante la excursión tres latas de Coca Cola, no es de extrañar que no parase quieto yendo y viniendo. No contentos con la sobredosis de burbujas, los padres le han comprado un Seven Up al llegar a puerto. Para mí que a ese niño si lo agitas un poquito lo mismo sale volando como cuando remueves una lata y echando espuma por la boca.

De vuelta al hotel, hemos decidido quedarnos a cenar aquí porque estamos bastante aislados de todo y para ir a cualquier lado teníamos que pagar un taxi de ida y otro de vuelta, unos 200 bats. ¿Os acordáis de la experiencia con el exceso de picante? Pues aunque al pedir la comida exijas que NO SEA PICANTE, se pasan por el forro tus exigencias y hacen lo que les da la gana. O no te entienden o no te quieren entender, así que nuestro pollo al curry se lo ha terminado comiendo un perro callejero de los que abundan en la isla.

Mañana pasaremos el rato en la playa del hotel, donde hay un barco varado además de cocoteros y un muelle kilómetrico, antes de coger un barco que nos lleve de vuelta a Trat, desde donde cogeremos un avión sobre las 18 horas de aquí, rumbo a Bangkok, para luego coger otro a la isla de Koh Samui, donde pasaremos la noche. A primera hora del martes cogeremos un ferry que nos llevará a Koh Tao, donde pasaremos nuestras últimas tres noches en Tailandia.

Sin más, apago y voy a dormir.

Besetes!



No hay comentarios:

Publicar un comentario