La isla de Koh Chang (Koh, en tailandés significa isla) nos
defraudó bastante, la verdad. Las playas estaban algo sucias y el agua bastante
revuelta por lo que no apetecía demasiado nadar. También, las malas vibraciones
que los últimos días nos han acompañado, retrasos, estafas con lo que debían
durar las cosas, movidas y broncas con el personal han hecho que pareciera que
todo nos salía mal hasta el punto de preocuparnos y robarnos la energía.
Por eso el jueves, a excepción de la mañana, que nos la pasamos en
la playa de Klong Beach, nos tiramos el resto del día en el hotel. El bungalow no
estaba mal, algo pequeño, pero en un jardín al lado de la piscina. Lo mejor fue
sin duda conocer a Míster James Bond, un tailandés tremendamente simpático y
eficiente que era el encargado de llevar el hotel, que pertenece a un holandés.
De verdad, una pasada el chaval, que trabaja unas 14 horas al día –Ellos están
ahora en temporada turística- y que lo mismo te hace de recepcionista, que te
vende una excursión, que te toma los pedidos de la cena y todo con una simpatía
y una sonrisa encomiables.
Una joya de trabajador al que si se parecieran muchos de los
menorquines que viven del turismo, la
Isla tendría muchos más visitantes, sin duda. No exagero, lo
sabéis. Nuestra ajetreada tarde se
dividió entre piscina, jacuzzi, masage y siesta. Y lo peor es que acabamos
agotados, como si hubiésemos hecho como los otros días en los que no paramos.
El colofón de la tarde fue una cena, también en el mismo hotel,
donde predominaron los platos occidentales. Spaguetis boloñesa, spaguetis con
salmón, cordon blue con patatas fritas y tiras de pollo con arroz y salsa de
anacardos. Todo ello coronado con un May Thai, un cóctel que si no recuerdo mal
está hecho con ron blanco, ron negro, zumo de naranja, granadina y un
ingrediente más que no recuerdo. Además, con el lujo de tomármelo en el
jacuzzi. Dormimos como dos troncos.
La piscina es una pasada porque es de las que no tienen bordes y
el agua cae por los lados, además, parece como si diera al océano porque tiene
unas vistas increíbles. Además, tiene una playa bonita, aunque durante el día
la marea está muy baja, y un muelle privado larguísimo. Los dos nos hemos
mirado y nos hemos dicho “¿Ha cambiado por fin la suerte?”.
Entre las actividades del hotel está el alquiler de kayak. Ya
sabéis lo aficionado que soy así que hemos cogido uno, las gafas de buceo, y
nos hemos ido a la isla desierta de en frente, Koh Kradad. Hacía viento y las
olas han complicado un poco el viaje pero ha valido la pena porque éramos los
únicos que estábamos allí, en una playa más grande que la de Son Bou, a
excepción de una pareja que han aparecido de la nada, aunque sin problemas.
A la hora de regresar, el viento seguía dando por saco, por lo que
el paseo que se tenía que hacer sin demasiados problemas, se ha complicado y
alargado un poco. Nada serio. Como el resort está un poco apartado de los demás
en la Isla ,
hemos decidido quedar a cenar aquí y mañana alquilaremos una moto para recorrer
el terreno.
Mala idea. No hemos disfrutado con la cena. Yo me he pedido
macarrones con pollo, pero no me ha gustado el toque tailandés de los demás
productos que llevaba la salsa, mientras que Clara se ha pedido un poco de
arroz con ‘seafood’ (bichos del mar) y piña, que tampoco le ha convencido. De
segundo, hemos compartido un pollo con curry amarillo que había pedido normal
pero que por sugerencia de mi compañera de aventuras, ha sido ‘medium’ en la
escala de picante. Maldito el momento en el que he aceptado.
Para matar el mal sabor de boca, nos hemos pedido un Muay Thai y
un Mojito. Ha funcionado porque varios sorbos después, todo nos daba igual.
Cansados por el madrugón, la paliza de remar y con la batalla de las Termópilas
celebrándose en nuestro estómago, nos largamos a dormir.
Sed buenos, besetes!
Por la última foto, yo diría que teneis el objeto de la cámara sucio. A ver si cuidamos los detalles (y la cámara).
ResponderEliminarUuuuuu, seguramente estaba muy sucio de sal!!! pero puedes estar tranquilo pq era la camara acuatica, cuando hay agua de por medio no nos llevamos la tuya.
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