Impacto

viernes, 7 de febrero de 2014

Cuando todo va mal, solamente puede ir a mejor

Hola, hola!! ¿Qué tal andáis? A nosotros se nos ha pasado un poco la euforia de ir narrando nuestras aventuras y la verdad es que llegados a este punto da algo de pereza tener que sentarse cada noche cuando ya estás agotado, a tener que pelearte con la mala conexión de internet de turno para colgar lo que hemos hecho. Pero bueno, seguro que mañana ya volvemos a estar con los ánimos de compartir la experiencia a tope. Estos dos últimos días han sido completamente opuestos. Ayer -el jueves- nos tomamos unas vacaciones de las vacaciones, o lo que es lo mismo, 'no vam fotre un brot', mientras que hoy hemos llegado a Koh Maak, una isla de 16 kilómetros cuadrados y es una auténtica gozada. Como siempre, por orden.

La isla de Koh Chang (Koh, en tailandés significa isla) nos defraudó bastante, la verdad. Las playas estaban algo sucias y el agua bastante revuelta por lo que no apetecía demasiado nadar. También, las malas vibraciones que los últimos días nos han acompañado, retrasos, estafas con lo que debían durar las cosas, movidas y broncas con el personal han hecho que pareciera que todo nos salía mal hasta el punto de preocuparnos y robarnos la energía.

Por eso el jueves, a excepción de la mañana, que nos la pasamos en la playa de Klong Beach, nos tiramos el resto del día en el hotel. El bungalow no estaba mal, algo pequeño, pero en un jardín al lado de la piscina. Lo mejor fue sin duda conocer a Míster James Bond, un tailandés tremendamente simpático y eficiente que era el encargado de llevar el hotel, que pertenece a un holandés. De verdad, una pasada el chaval, que trabaja unas 14 horas al día –Ellos están ahora en temporada turística- y que lo mismo te hace de recepcionista, que te vende una excursión, que te toma los pedidos de la cena y todo con una simpatía y una sonrisa encomiables.

Una joya de trabajador al que si se parecieran muchos de los menorquines que viven del turismo, la Isla tendría muchos más visitantes, sin duda. No exagero, lo sabéis. Nuestra ajetreada tarde se dividió entre piscina, jacuzzi, masage y siesta. Y lo peor es que acabamos agotados, como si hubiésemos hecho como los otros días en los que no paramos.

El colofón de la tarde fue una cena, también en el mismo hotel, donde predominaron los platos occidentales. Spaguetis boloñesa, spaguetis con salmón, cordon blue con patatas fritas y tiras de pollo con arroz y salsa de anacardos. Todo ello coronado con un May Thai, un cóctel que si no recuerdo mal está hecho con ron blanco, ron negro, zumo de naranja, granadina y un ingrediente más que no recuerdo. Además, con el lujo de tomármelo en el jacuzzi. Dormimos como dos troncos.

Hoy nos hemos despertado temprano, la barca rápida que contratamos para ir de Koh Chang a Ko Maak, ha salido a las 9.30 y para nuestra sorpresa, no solamente hemos ido más rápido de lo previsto sino que nuestra isla ha sido la primera. Hemos ido sin reservar nada, a la aventura, y gracias a una mujer alemana que vive en la isla y que regenta un punto de información, hemos conseguido un bungalow en el Cinnamon Art Hotel & Spa, bastante pijo. Es otro caprichito más que deberemos reparar a base de horas delante del ordenador trabajando, pero bueno…

La piscina es una pasada porque es de las que no tienen bordes y el agua cae por los lados, además, parece como si diera al océano porque tiene unas vistas increíbles. Además, tiene una playa bonita, aunque durante el día la marea está muy baja, y un muelle privado larguísimo. Los dos nos hemos mirado y nos hemos dicho “¿Ha cambiado por fin la suerte?”.

Entre las actividades del hotel está el alquiler de kayak. Ya sabéis lo aficionado que soy así que hemos cogido uno, las gafas de buceo, y nos hemos ido a la isla desierta de en frente, Koh Kradad. Hacía viento y las olas han complicado un poco el viaje pero ha valido la pena porque éramos los únicos que estábamos allí, en una playa más grande que la de Son Bou, a excepción de una pareja que han aparecido de la nada, aunque sin problemas.

Desde el primer momento me he fijado en que estaba llena de palmeras con cocos y he decidido que quería coger uno, pelarlo, abrirlo, bebérmelo y luego comérmelo. Después de la excursión por las piedras, que estaban repletas de cangrejos ‘molt maleits’, he cogido un coco del suelo que tenía muy buen aspecto, y a pesar de que Clara ha dicho que no podría pelarlo con las manos, con la ayuda de una piedra he podido hacerlo. El agua de coco estaba muy rica y la fruta no estaba mal, aún a riesgo de que me pille una diarrea del copón.

A la hora de regresar, el viento seguía dando por saco, por lo que el paseo que se tenía que hacer sin demasiados problemas, se ha complicado y alargado un poco. Nada serio. Como el resort está un poco apartado de los demás en la Isla, hemos decidido quedar a cenar aquí y mañana alquilaremos una moto para recorrer el terreno.

Mala idea. No hemos disfrutado con la cena. Yo me he pedido macarrones con pollo, pero no me ha gustado el toque tailandés de los demás productos que llevaba la salsa, mientras que Clara se ha pedido un poco de arroz con ‘seafood’ (bichos del mar) y piña, que tampoco le ha convencido. De segundo, hemos compartido un pollo con curry amarillo que había pedido normal pero que por sugerencia de mi compañera de aventuras, ha sido ‘medium’ en la escala de picante. Maldito el momento en el que he aceptado.

La salsa, en un primer momento, ha sabido realmente buena pero pasados unos segundos, el picante arrasaba con todo lo que encontraba. Cada bocado notabas el hinchazón de los labios, el sudor en la frente y el estómago revolviéndose sabedor de lo que se aproximaba. Más que nada porque esa salsa dentro de la tripa lo corroe todo y estoy seguro de que si la usas como aguarrás también surte.

Para matar el mal sabor de boca, nos hemos pedido un Muay Thai y un Mojito. Ha funcionado porque varios sorbos después, todo nos daba igual. Cansados por el madrugón, la paliza de remar y con la batalla de las Termópilas celebrándose en nuestro estómago, nos largamos a dormir.
                               
Sed buenos, besetes!
  

2 comentarios:

  1. Por la última foto, yo diría que teneis el objeto de la cámara sucio. A ver si cuidamos los detalles (y la cámara).

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  2. Uuuuuu, seguramente estaba muy sucio de sal!!! pero puedes estar tranquilo pq era la camara acuatica, cuando hay agua de por medio no nos llevamos la tuya.

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